¿Por qué cultivar?

«Porque quien siembra, recoge»

Refrán o dicho popular muy mencionado por todos nosotros en alguna ocasión.

Éste será la sabia que recorrerá este espacio personal donde elogiaremos la libre comunicación y expresión. Siempre intentando que sea constructiva, creativa y positiva.

27 comentarios en “¿Por qué cultivar?

  1. Realmente este blog pertenece a una persona de gran sensibilidad e inteligencia.
    En estos tiempos de materialismo atroz es imprescindible que personas como Helena Irsa,aporten algo de luz y aire fresco.
    ADELANTEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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    • 2. Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto nos dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a día. No podemos saber lo que v a pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a corto plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza»

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      • Todos nosotros somos capaces de abrir nuestra intuición a grados más elevados de percepción y de conocimiento. Cuando comenzamos a confiar en nosotros mismos, nuestras vidas se transforman en una aventura mágica en busca de las conexiones más profundas hacia la belleza y el misterio del espíritu. Para vivir totalmente desde ese lugar se requiere que desarrollemos una relación especial con nuestra naturaleza interior. El fundamento de esto se circunscribe a amar y aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, y en saber que somos merecedores en nuestras vidas de la amabilidad, gentileza y serenidad. Es también aceptar que el universo es un lugar benigno y amoroso. Cuanto más nos amamos y nos respetamos a nosotros mismos, tanto más entramos en contacto con el espíritu. Cuando realizamos cosas que nos hacen felices, estamos ayudando a que el espíritu se abra. Cuando completamos los proyectos y tareas, estamos fortaleciendo la integridad de nuestro espíritu y asumiendo la responsabilidad por nosotros mismos. Cuando nos escuchamos a nosotros mismos y confiamos en la calidad de nuestra experiencia, nos estamos respetando.
        Extraído del libro Los chakras y los arquetipos.

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      • Maravillosa aportación tanto la de Esther como la de Chemi. Es todo un placer el leer vuestras inspiradoras aportaciones. Muchas Muchas gracias de verdad. Aportaciones como las vuestras llenan de sentido este blog.

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  2. En ruta por la vida, nos encontramos a veces con obstáculos que saltar o vadear, paisajes impresionantes, amigos ocasionales, compañeros con los que transitamos parte de el, ayudas que surgen cuando mas las necesitamos, ideas que tal solo con estar despiertos nos llegan. Así este blog puede servir como faro en la noche de esos días grises en los que nada nos motiva y en los que estamos sedientos de algo bello, algo que nos haga recobrar de nuevo las ilusiones de seguir caminando. Animo y a seguir regando cada día las semillas de la creatividad, de la ilusión y de la felicidad.

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    • Muchísimas gracias Esther por seguirnos y por tu gran comentario. Sólo nos queda decirte que será un honor continuar inspirando a nuestros lectores y haciéndoles creer en ellos mismos a través de nuestros cultivos y semillas. Porque todo depende de lo que siembres en la senda de la vida, así que ¡a sembrar semillas positivas y creativas! que eso será lo que recojamos.

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  3. Una pequeña historia de hoy.
    Dos hermanos que además son vecinos.
    Entablados en una lucha sin cuartel, por un quita de ahí esos pelos. Bueno en este caso no son pelos son piedras. Me explico
    En realidad las reyertas vienen de lejos, a raíz de la herencia paterna. Que si a ti te a tocado esto, que se a mi esto otro. El caso es que desde entonces cualquier excusa es buena para enrocarse en unas increíbles disputas incluida llegada a manos y que además se sabe que nunca va a llegar a solucionarse, salvo:
    Que uno, en un momento determinado recoja las piedras del camino tiradas por el otro a posta (o tal vez no) y las arroje sin ruido en algún ribazo donde no molesten a nadie y que el otro al ver este gesto de buena voluntad empiece a recapacitar y a subsanar males cometidos pero también sin hacer ruido, calladamente que es como las cosas entran mejor.
    En fin con esta historia solo quería señalar que como se van a arreglar los conflictos en el mundo, si nosotros a menor escala, somos incapaces de dar un paso y pedir perdón o simplemente arreglar el desperfecto que hayamos causado con nuestra forma de pensar y actuar.
    Sirva este ejemplo para hacer un acto de reflexión y revisemos nuestro comportamiento con los más cercanos, incluido por supuesto nosotros mismos, pues a veces es a quién mas daño hacemos.
    Un abrazo cargado de energía positiva para todos los cultivadores de ideas.

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    • Muchas gracias por tu aportación Esther, este ejemplo como tu muy bien dices nos hace recapacitar y reflexionar sobre lo que está en nuestras manos para cambiar aquello que nos hace daño para así, llegar alcanzar el culmen humano: hacernos mejores personas. Pues, de eso se trata al fin y al cabo la existencia, ¿no? de intentar cada día conocernos mejor, enmedar y aprender de nuestro errores y de poder contribuir aportando nuestro granito de arena para que la semilla del enriquecimiento personal siga creciendo y con ella sinérgicamente el de nuestra sociedad.

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    • Hola, a todas y todos ,aunque sigo este blog nunca me he atrevido a participar, ahora os diré que este blog pertenece a una persona a la cual admiro por su gran valía humana y por querer crecer cada día como persona. A medida de reflexión, os diré, que me gusta rodearme de personas que me sorprendan y me enseñen aspectos personales diferentes a los míos, respetando y comprendiendo los míos ,tan diferentes a los suyos.

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      • Bienvenida y bien-acogida Milagros, un placer verte por aquí. Admiración la nuestra, por animarte a escribir lo que sientes. Te seguiremos esperando en este espacio de apertura y respeto porque sólo así se puede compartir y crecer verdaderamente. De nuevo, mil gracias por querer cultivar con nosotros.

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  4. Helena, siempre he dicho que eras una persona linda pero después de leer tu blog he descubierto que eres aún más linda de lo que yo pensaba. Lo estoy visitando a primera hora de la mañana y me ha dado una gran inyección de positividad. Sigue así, eres muy grande en tu eterna sencillez. Voy a recomendar esta página a todo el mundo.

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  5. Comentarios sobre el lenguaje no sexista de un catedrático de la RAE. No todas las ideas nuevas son buenas sólo por ser nuevas.
    género no marcado
    Es ingenuo pretender cambiar el lenguaje para ver si cambia la sociedad
    Las convenciones lingüísticas más profundas no se pueden modificar
    Abro un programa de tratamiento de textos y, sin más, me pongo a escribir estas líneas. Inmediatamente, el sistema tiene que decidir en qué tipo de letra irán mis primeras palabras, y como yo no le he dado orden en contrario las pone en redonda. Es que sin seleccionar algún tipo concreto de letra no puede trabajar, y alguien lo ha programado para que en esos casos el elegido sea el llamado “normal” (o letra “redonda”). Decimos entonces, como se sabe, que dicho tipo interviene o se activa por defecto.

    Pues bien, el concepto de por defecto en informática es muy similar al concepto de no marcado en lingüística. La letra redonda es, frente a la cursiva o la negrita, la letra que actúa por defecto. También podemos decir de ella que es, frente a aquellas dos, la letra no marcada.

    Cuando yo construyo una frase en que un adjetivo debe concordar con dos sustantivos, uno masculino y otro femenino, necesito que ese adjetivo (si tiene variación de género; muchos no la tienen) vaya en uno de los dos géneros. Uno cualquiera, en principio… Lo que no puede es no ir en ninguno, porque el “sistema”, para funcionar, necesita que uno se imponga por defecto. Tampoco puede ir en los dos, porque su presencia simultánea es incompatible en una sola forma, del mismo modo que una misma palabra no puede estar escrita al mismo tiempo en redonda y en cursiva (sí, por cierto, en redonda y en negrita). Sí puede, pero no debe, duplicarse el adjetivo, porque ello atenta contra un principio fundamental en las lenguas que es el de la economía, al que también podríamos llamar “del mínimo esfuerzo”. Así, no nos queda más remedio, en nuestra lengua, que decir los árboles y las plantas estaban secos, con el adjetivo en masculino. ¿Por qué? Porque el masculino es el género por defecto, es, frente al femenino, el género no marcado.

    Del mismo modo, si una persona tiene tres hijos y dos hijas, dirá, interrogado acerca de su prole, que tiene cinco hijos. No dirá que tiene cinco hijos o hijas, ni cinco hijos e hijas, ni cinco hijos / hijas (léase “cinco hijos barra hijas”). Podrá escribir que tiene cinco hij@s, pero esto no lo podrá decir, leer, así que de nada le vale. Yo, a diferencia de mi colega Ignacio Bosque, no he tenido paciencia para echarme al coleto todas esas guías que sobre el lenguaje no sexista han proliferado. Supongo que alguna de ellas recomendará a nuestro perplejo pater familias que diga algo así como esto: Mi descendencia la forman cinco unidades. Pobrecillo.

    Desdramaticemos las cosas. No es el masculino el único elemento no marcado del sistema gramatical. Igual que en español hay dos géneros (en otras lenguas hay más, o hay solo uno), hay también dos números, singular y plural (en otras hay más, o solo uno), y el singular es el número no marcado frente al plural. Así, del mismo modo que el masculino puede asumir la representación del femenino, el singular puede asumir la del plural. El enemigo significa, en realidad, ‘los enemigos’. Sumando ambas posibilidades de representación puedo decir que el perro es el mejor amigo del hombre para significar, en realidad, esto: ‘los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y las mujeres’. ¿Se entiende ahora un poquito mejor en qué consiste el mentado principio de economía?

    Hay tres tiempos verbales, y uno de ellos, el presente, es el tiempo no marcado frente al pasado y el futuro. Prueba de ello es la capacidad que tiene para suplantarlos: Colón descubre América en 1492 significa en realidad ‘Colón descubrió América en 1492’, y mañana no hay clase significa ‘mañana no habrá clase’.

    A pesar de lo cual, que yo sepa, no ha surgido por ahora ninguna Plataforma Ciudadana en Defensa de la Intolerable Discriminación del Plural, ni tengo noticia hasta el momento de la existencia de una Asociación Pro Visibilidad del Futuro, frente al Abusivo Presentismo Lingüístico.

    ¿Y por qué es el masculino, en vez del femenino, el género no marcado? Buena pregunta, para cuya compleja respuesta habríamos de remontarnos, en el plano lingüístico, hasta el indoeuropeo, y en el plano antropológico hasta muy arduas consideraciones, en las que no pienso engolfarme, acerca del predominio de los modelos patriarcales o masculinistas. Efectivamente, es más que posible que la condición de género no marcado que tiene el masculino sea trasunto de la prevalencia ancestral de patrones masculinistas. Llámeselos, si se quiere, machistas, y háblese cuanto se quiera de sexismo lingüístico. Séase consciente, sin embargo, de que intentar revertirlo o anularlo es darse de cabezadas contra una pared, porque la cosa, en verdad, no tiene remedio. Rosa Montero lo ha escrito admirablemente: “Es verdad que el lenguaje es sexista, porque la sociedad también lo es”. Lo que resulta ingenuo, además de inútil, es pretender cambiar el lenguaje para ver si así cambia la sociedad. Lo que habrá que cambiar, naturalmente, es la sociedad. Al cambiarla, determinados aspectos del lenguaje también cambiarán (en ese orden); pero, desengañémonos, otros que afectan a la constitución interna del sistema, a su núcleo duro, no cambiarán, porque no pueden hacerlo sin que el sistema deje de funcionar.

    Antes de seguir adelante conviene hacer una observación acerca del género neutro, pues en las discusiones sobre estos asuntos hay quien esgrime a menudo esa palabra, sin saber muy bien lo que dice, como posible vía de solución. Olvidémonos por completo del neutro. En español (a diferencia de lo que ocurría en latín) no hay más que dos géneros, masculino y femenino. Del neutro latino solo han sobrevivido en nuestra lengua unos pocos fósiles pronominales y el artículo lo. Así que una más que hipotética solución salomónica en que un ideal género neutro salvador viniera a solucionar el problema asumiendo el papel de género no marcado es una “solución” (¿?) absolutamente inviable.

    En realidad, es que no hay modo de modificar determinadas convenciones lingüísticas, las más profundas. Imaginemos uno. ¿Podríamos reunirnos en asamblea los quinientos millones (o más) de hispanohablantes para decidir que ya estaba bien, que después de diez siglos en que el masculino ha sido el género no marcado, ahora le tocaba al femenino? Alguien persuasivo (ya está ahí otra vez el dichoso masculino) tomaría la palabra para decir: “Señores y señoras…” (en estos vocativos iniciales la duplicación sí es bien lógica y está asentada desde antiguo; el principio de economía apenas se resiente). Luego seguiría: “Estamos aquí reunidos (otra vez el masculino) para…”. Etcétera. Se sometería a votación la siguiente propuesta: “A partir de mañana mismo, el femenino pasa a ser el género no marcado. Ya iba siendo hora. Se dirá en adelante los árboles y las plantas estaban secas; tengo cinco hijas: Pedro, Juan, Manuel, María e Isabel; estamos aquí reunidas…”. La votación sería más bien complicada. ¿A mano alzada? ¿Por aclamación? ¿Se convocaría un referéndum? ¿Podría nuestro persuasivo orador controlar el previsible guirigay de la masa? ¿Qué hacer con los disidentes? Transcurridos diez siglos, ante la aparición de nuevas guías idiomáticas diametralmente opuestas a las de hoy, y de Plataformas por la Visibilidad del Masculino en el Estado Español, se suscitaría la necesidad de que una nueva asamblea (¿de cuántos millones de almas?) diera nuevamente la vuelta a la tortilla, pues ya le tocaba otra vez al masculino. Y así sucesivamente. No hace falta decir que estoy utilizando el recurso dialéctico de la reducción al absurdo. Con su poquito de guasa.

    Una última consideración, también desdramatizadora y relativizadora. En español, los nombres que designan seres animados, y por tanto dotados de sexo, pueden ser de tres tipos. Unos tienen marcas de género (niño / niña, monje / monja, profesor / profesora…). Otros no las tienen, pero sí tienen dos géneros, evidenciados por la doble concordancia que establecen con el artículo o con otras palabras (el artista / la artista, el modelo / la modelo, el cantante / la cantante, el portavoz / la portavoz…). Otros, ciertamente, vacilan. Pero hay un tercer grupo que me interesa especialmente: es el de los nombres llamados epicenos; los epicenos tienen un solo género gramatical, pero sirven para referirse tanto a seres de sexo masculino como a seres de sexo femenino. Ahí se ve muy bien que no se deben identificar género y sexo. Pues bien, hay muchos nombres epicenos que son femeninos, lo que supone una muy modesta compensación al avasallador poder del masculino como género no marcado. En una persona, una criatura, una víctima, una figura, una eminencia… el femenino asume la representación tanto del masculino como del femenino. A ningún hombre se le ocurrirá sentirse discriminado por ello. Faltaría más.

    Hay otro ejemplo muy bonito, y de más calado. En italiano —una lengua hermana de la española, y hablada por un pueblo a menudo tildado de masculinista o de machista— un pronombre femenino, Lei (literalmente ‘ella’), se utiliza con el mismo valor que nuestro usted, es decir, asume, en el tratamiento de respeto, la representación tanto de un hombre como de una mujer. Bien pensado, otro tanto le ocurría al antecesor de nuestro usted, la forma vuestra merced, con esa visible marca femenina en el posesivo, en consonancia con el género femenino de merced.

    Ya sé que estos ejemplos de ligera prevalencia del femenino implican muy parva compensación. Espero, al menos, que sirvan, como lo pretende la totalidad de este artículo, para relativizar las cosas, desdramatizando a todo trance una terca realidad contra la que es estéril estrellarse: la condición inamovible del masculino como género no marcado.

    Pedro Álvarez de Miranda es catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia Española.

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  6. Y yo me pregunto por que temen tanto la libertad de expresión como la libertad de la mujer,es que sin libertad hay vida ? No hay mayor aberración que utilizar la religión para dominar y controlar a un pueblo

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